Sarmientos son tus lienzos, delgados, flexibles, donde haces nacer y crecer trazos y colores que tejen ramas, alimentan brotes  y dan frutos que son el resultado de integrar mundos. 
Si algo es el Arte es que es un gran relacionador de cosas aparentemente imposibles de relacionar, distantes entre sí a no ser que haya Alguien que las relacione, que las Una, que les de cuerpo, que las integre en unos casos y las distinga en otros.
Yo te veo desde que recuerdo abriendo camino aún en vides que se tuercen, generando sed en terreno desconocido y fértil, abonando la tierra con cola de conejo, cocinando con pigmentos, poniendo límites para que crezcan ilimitadamente las hojas que escribes y dibujas, pegando en ellas los frutos de anteriores cosechas, relacionando deseos, palabras, matrices y frutos. 
Tus Pinturas tienen eso, un pie en lo Sutil y un pie en lo denso. me transportan al mismo tiempo que me anclan en la tierra de la que provengo. 
Tienen cuerpo y tienen Vuelo. 

Como los sarmientos, injertas tu realidad cotidiana en tu creación y tu creación impregna tu casa, tu vid, tu vida. Tú y tus cuadros y las miles de hojas dibujadas dan frutos sorprendentes más allá de lo esperado y creas puentes únicos que unen calidad y calidez, paseos y libros, tu inteligencia y tu sinsaber.  

Y cuando recoges los frutos, los sarmientos siguen encendiendo la leña de tu estufa en invierno, te vacías de lo anterior y alimentas lo siguiente, y con la quema renaces a otra primavera, en sus ciclos, en sus tiempos. 

Y mientras tanto, como dice el sabio, deja que transcurra esta hermosura.         

                                                

                                                                                                                                                         Sargam Bagazgoitia